Con ocasión de este evento mundial, me surgen algunas reflexiones. Es interesante observar la relación e interacción del hombre consigo mismo, con sus congéneres y con la naturaleza.
Consigo mismo parece evidente el tema de la superación personal y el desafío de vencer las propias limitaciones y barreras.
Con los otros, la competición, como su nombre lo indica implica estar buscando mejores marcas siempre con vistas a superar a otro.
Con la naturaleza… es algo así como el desafío central, ya que justamente se eligen escenarios inhóspitos donde la capacidad de supervivencia se ponga de manifiesto, no es como una carrera común (que también tiene riesgos) sino una carrera donde constantemente hay factores naturales extremos, que atentan contra la integridad de los pilotos.
Pero, ¿qué pueden decir los taoístas de todo esto?
Bueno, abría que preguntarles a ellos. Sin embargo hay algunas cosas que se pueden aprender de sus escritos.
Lo primero que se puede ver es el planteo del conflicto como forma de afirmación propia, de sí mismo, incluso de construcción de sí mismo. Esto es una característica social general, no del rally en especial. Pero sin embargo, no deja de sorprender a la mirada taoísta. El conflicto es inherente a la vida, pero la manera en que nos ubicamos frente a él es lo que marcará la diferencia.
Los taoístas han desarrollado la teoría de la complementación de los opuestos, y en la medida en que mejor se da esa complementación, mayor productividad y creatividad se puede manifestar. Así, la empresa basada en la competición de los empleados ha sido un credo sacrosanto, pero paradigmas contemporáneos muestran que se puede ganar más con la colaboración entre los empleados, y también entre los distintos puestos jerárquicos. Es por esto plantear tres niveles de conflicto voluntariamente (no por el devenir de la vida) es algo sorprendente desde la óptica taoísta, y pretender sobrellevar la situación estimulando y profundizando ese conflicto, fricción y violencia… bueno, aparece como una acción propia de algún tipo de enfermedad mental.
No pretende ser este un escrito contra el rally Dakar ni contra cualquier deporte, pero sí contra el paradigma subyacente que remarca la diferencia del ser humano consigo mismo, con sus pares y con la naturaleza. Si en el otro (cualquiera de estos tres) algo a vencer y dominar, y no algo a integrar y con lo cual integrarse, el paradigma de la lucha, en lugar del paradigma del fluir creativo.
Esto hace que sea cual sea el resultado de la competencia, cada cual terminará o lastimado (en su cuerpo o amor propio) o con alguna cualidad ganada en dicho conflicto (como mayor resistencia o fuerza), sin embargo se pierde posibilidades infinitamente mayores de desarrollo a partir de la integración y asimilación de las múltiples energías puestas en juego en cualquier evento humano y natural, perdiéndose la posibilidad de asimilarse las fuerzas naturales del desierto, la montaña, la selva, los otros seres humanos, etc. Todo lo cual daría como resultado un desarrollo mucho mayor que un poco más de fuerza y resistencia. Podría incluso generar la sabiduría creativa puesta de manifiesto en el Tao de la adaptabilidad y cocreación de la realidad en circunstancias extremas.