El Dao habita la Vacuidad.
Zhuang Zi, IV, 3.
Esta frase de Zhuang Zi que constituye el lema y nombre de este blog no es sólo una declaración metafísica, sino que tiene profundas implicaciones prácticas. Los taoístas la utilizan en sus ejercicios tanto de meditación (zuowang) como respiratorios (qi gong). Inclusive la vertiente religiosa del taoísmo (daojiao) la utiliza en sus rituales mágicos más elevados.
Es el resumen del ayuno del corazón, práctica profunda, compleja, esotérica, y sencilla a la vez. Es esotérica en su más místico sentido ya que si bien puede darse a conocer, su logro, su advenimiento es una experiencia interna, intransmisible e inefable.
Es el resumen del ayuno del corazón, práctica profunda, compleja, esotérica, y sencilla a la vez. Es esotérica en su más místico sentido ya que si bien puede darse a conocer, su logro, su advenimiento es una experiencia interna, intransmisible e inefable.
El Vacío, potencia de todo.
Práctica
Para llevarla a la práctica, los taoístas idearon la visualización del vacío, así, al comenzar los ejercicios respiratorios, hemos de conectarnos con el Vacío dentro nuestro, tratar de sentir espacio dentro del cuerpo, para que la respiración pueda fluir sin impedimentos ni bloqueos. El Vacío no es la nada, no es negación, sin embargo es Vacío o Vacuidad, es Espacio.
Así como el Dao habita la Vacuidad, si generamos la Vacuidad en nuestro cuerpo puede manifestarse la energía primordial (hunyuan qi). Y nos libera del condicionamiento del cuerpo de carne (llamado cadáver en la terminología taoísta) permitiéndonos sintonizarnos con la dimensión universal del qi.
En la Meditación
La meditación superior en el taoísmo se llama zuowang, o sentarse en olvido. Olvido de las proyecciones, las fantasías, los condicionamientos, en definitiva, del ego. Habitar un estado de alertidad y atención.
De ahí que hay que hacer vacío, espacio, dejando a un lado el ego se hace espacio y ese espacio que es la alertidad incondicionada es lo que invita al Tao a morar en la mente y percepción. Por eso es ayuno del corazón, la mente deja de tener el alimento turbio de la fantasía y reposa y entra en el estado de serenidad, invitando al Dao que al no tener obstáculo encontrará el ámbito para morar en el corazón (xin).
Adepto taoísta meditando, El Secreto de la Flor Dorada


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